martes, 22 de junio de 2010

¡ Aquellos años sesenta del güateque !

Dedicatoria:
A Miguel, Noli, Francisco, Antonio y Paco y a todas las chicas de la pandilla.

Corrían los años sesenta –los 64, 65, 66…- cuando la Matallana durante los sábados y domingos por la tarde y noche era un hervidero de gente paseando por medio de la calle desde el Romeral hasta el Tropezón. Por entonces había varios cines de verano, entre los que se podían contar el Avenida (donde actualmente se halla Banesto y la cafetería Mediterráneo), el de Santa Susana (donde se encuentra el desaparecido Hotel Xenil), el de San Juan (hoy Aljonoz plaza), el del Cinema Cabrera y el del Teatro-Circo, además de las salas de invierno del Cinema España (en calle Don Gonzalo) y el Cabrera (frente al IES Manuel Reina). Por aquellos años, solía haber los domingos y festivos sesiones de matinée a primera hora de la tarde con películas dirigidas a menores y los aficionados al fútbol, que eran muchos, solían acudir al desaparecido Campo de fútbol Jesús Nazareno a presenciar al equipo pontanés, habiendo pasado previamente bien por el bar los Faroles, el Central (ambos en la calle Don Gonzalo), el de Rosales (en calle Aguilar), los Candiles o la Plancha para tomar café, muchos de ellos con el transistor pegado a la oreja siguiendo por Carrusel deportivo los resultados de los equipos de la primera y segunda división. Una vez se salía del fútbol la Matallana se llenaba de gente que paseaba de un extremo al otro de la calle.
Los jóvenes solían cortejar a las mocitas (que así se las llamaba) y organizaban los populares güateques en casa de algún amigo, en alguna trastienda o en un pequeño local desocupado provistos de un pick-up y unos discos de vinilo con los cantantes de la época, Adamo, Gigliola Cinquetti, el Duo Dinámico, The Mama’s & The Papa’s, Los Bravos, The Bee Gees, Lone Star, Los Ángeles, Matt Monro y por supuesto The Beatles y si se podía unas Coca-colas y una botella de ginebra Larios. Se procuraba tener una luz tenue y bailar todo lo pegados a la pareja que permitiera la ocasión, porque en muchas ocasiones andaba por allí alguna carabina que estaba vigilante.
De aquellos güateques salían muchas parejitas de novios y situaciones amorosas que desaparecían cuando alguno de los dos marchaba fuera de la localidad para iniciar estudios.
Los güateques eran fiestas o momentos que se esperaban con impaciencia los domingos por la tarde después de haber estado una semana trabajando o estudiando, ya que suponía bailar con la chica o el chico de quien se estaba enamorado y seguro que habría alguna caricia semiconsentida, algún roce o beso en la mejilla y agarrarle la mano. Y así nacieron muchos romances, unos más duraderos que otros, y el primer amor. Había que tener cuidado para que la carabina no nos pillara con la mano en la masa. Eran fiestas alegres y divertidas en una época en la que casi todo estaba prohibido.
Entonces se contaba en Puente-Genil con establecimientos como Cristalería Marrón, Tejidos Berral, Saneamientos Rey, Heladería los Valencianos, Tejidos Rivas, el Bar La Marina, el Bar X, el Mesón del Rey, la Pensión de Avilés, el Morabito, Tejidos Los Madrileños, Calzados La Elegancia, El Casino Liceo, El Casino Mercantil, Repuestos MR, Tejidos Pérez, Foto Bordas, Foto Ríos, Muebles Genil, Muebles Redondo, Ferretería la Llave, Ferretería Merino, Calzados García, etc. etc.
La programación radiofónica de aquella época estaba
marcada por los concursos y variedades, los deportes, los “informativos”, la música (con programas de discos dedicados), los consultorios sentimentales, los programas de ayuda ciudadana (como el de Ustedes son formidables), seriales (como los de Ama Rosa o la saga de los Porretas), entre otros.
La música Pop irrumpe con fuerza en la programación española (El gran musical). Mientras “El Cordobés” hacía las delicias de los seguidores a la tauromaquia y los Beatles actuaban en España el país vivía un fuerte crecimiento de la natalidad y la juventud adquiría los estilos propios en cuanto a look y moda de países anglosajones. En aquellos años en todas las emisoras de radios había espacios de discos dedicados.
Los más opuestos al régimen se las valían para escuchar en aquellos inmensos aparatos de radio emisoras como Radio Paris o Radio España Independiente, estación Pirenaica.. "Icí Paris. Vous pouvez entendre notre emission en langue espagnole...", … “Aquí radio Andorra, emisora del Principado de Andorra...”.
Nada que ver de como es hoy.

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