Las cifras del paro hace tiempo que alcanzaron cotas preocupantes. Lo peor es que va en alza y cada vez preocupa más. Si incluyéramos en las listas del desempleo a los parados que reciben cursos de formación, se hubiera superado, con mucho, la cantidad de cinco millones de personas inmersas en este proceso infame de destrucción de puestos de trabajo. El mes de febrero suma más de ochenta mil nuevos desempleados.
Muchos hogares, muchas familias, vemos que se tienen que aliviar en sus economías con la ayuda que les suministran sus familias, los padres, que muchas de ellas son pensionistas o basadas en sueldos mileuristas.
En toda España, la necesidad alarma. Cáritas y otras organizaciones asistenciales multiplican sus actos de ayuda. Urge crear empleo. La urgencia y la realidad van cogidas de la mano.
Mientras tanto se sigue distrayendo al personal, como el que no quiere la cosa, con Mira quien baila, los Sálvame, los GH o los DEC en los que la chabacanería se eleva a la cima de lo hortera. Será mas bien Mira quien baila peor, este de mi izquierda o este otro de mi derecha, porque mientras unos dicen bailar un fox otros dicen estar bailando un tango. Será también salvemos a diario al país de lo que se viene encima. Y fútbol hasta en la sopa, o lo que es lo mismo, sábado, domingo, lunes y miércoles. Porque unas veces será la Liga, otras la Copa y otras la Champions. Y encima ahora el debate nacional de la fiesta de los toros.
Las empresas y los trabajadores parecen estar perdidos en un frondoso bosque, en un callejón sin salida o en un tortuoso laberinto de lejana salida cubiertos de un halo de resignación y desesperanza oyendo de fondo espirituales de cierre.
La crisis que nos hallamos atravesando, cual peor de los desiertos, está dejando una atmósfera irrespirable, un mar de desconfianza donde muchos se ahogan y una bruma donde parece que está lejana su disipación. En ese contexto el emprendedor dice ahogarse y en esa asfixia ni las ideas ni la experiencia ni la voluntad emprendedora encuentran acogida en las entidades bancarias.
A menos demanda, producción a la baja. Por tanto no queda otra, despidos y ERE’s.
¿Pacto? ¿Qué pacto? Lo que hace falta es menos marear la perdiz, menos predicar y más dar trigo. Y el que está allí frente que venga y eche una mano.
Muchos hogares, muchas familias, vemos que se tienen que aliviar en sus economías con la ayuda que les suministran sus familias, los padres, que muchas de ellas son pensionistas o basadas en sueldos mileuristas.
En toda España, la necesidad alarma. Cáritas y otras organizaciones asistenciales multiplican sus actos de ayuda. Urge crear empleo. La urgencia y la realidad van cogidas de la mano.
Mientras tanto se sigue distrayendo al personal, como el que no quiere la cosa, con Mira quien baila, los Sálvame, los GH o los DEC en los que la chabacanería se eleva a la cima de lo hortera. Será mas bien Mira quien baila peor, este de mi izquierda o este otro de mi derecha, porque mientras unos dicen bailar un fox otros dicen estar bailando un tango. Será también salvemos a diario al país de lo que se viene encima. Y fútbol hasta en la sopa, o lo que es lo mismo, sábado, domingo, lunes y miércoles. Porque unas veces será la Liga, otras la Copa y otras la Champions. Y encima ahora el debate nacional de la fiesta de los toros.
Las empresas y los trabajadores parecen estar perdidos en un frondoso bosque, en un callejón sin salida o en un tortuoso laberinto de lejana salida cubiertos de un halo de resignación y desesperanza oyendo de fondo espirituales de cierre.
La crisis que nos hallamos atravesando, cual peor de los desiertos, está dejando una atmósfera irrespirable, un mar de desconfianza donde muchos se ahogan y una bruma donde parece que está lejana su disipación. En ese contexto el emprendedor dice ahogarse y en esa asfixia ni las ideas ni la experiencia ni la voluntad emprendedora encuentran acogida en las entidades bancarias.
A menos demanda, producción a la baja. Por tanto no queda otra, despidos y ERE’s.
¿Pacto? ¿Qué pacto? Lo que hace falta es menos marear la perdiz, menos predicar y más dar trigo. Y el que está allí frente que venga y eche una mano.
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