Señor de la Humildad.
Tabla pintada al óleo por el artista Javier Aguilar.
Marzo 2009
Tras una madrugada llena de recogimiento en la que Jesús abrazado a la cruz y su Santísima Madre de los Ángeles en compañía del discípulo amado y la Magdalena recorrieron las angostas calles del casco histórico de Puente-Genil, el nuevo día poco a poco va llenando de gente la Matallana, el Romeral, la calle Aguilar, Don Gonzalo…
Algunos, venidos de fuera, subirán a la cima del Calvario a hacer una visita a Jesús. Otros aprovecharán para fijarse en los últimos retablos cerámicos colocados. Otros, mayordomos, priostes, camareras, floristas… estarán poniendo a punto y dándole los últimos retoques a los Pasos procesionales. Muchos hermanos de Corporaciones estarán afanados en sus correspondientes Cuarteles preparando figuras, colocando algún cuadro en el salón o ejerciendo su labor de vocal de cocina o ecónomo. Y mucha gente a lo largo de todo el día irá a la iglesia de la Asunción del exconvento franciscano para acudir al devoto Besapié de Ntro. Padre Jesús de la Humildad y Paciencia.
¡Impresionante Imagen la del Señor con su mano en la mejilla esperando la crucifixión! Resulta desgarrador verle la espalda ensangrentada de los azotes. ¡Qué gran artista fue quien modeló con la gubia esa impresionante talla de Jesús sentado en una roca! Indiscutiblemente esta Soberana Imagen polariza la atención del Miércoles santo.
Por la tarde toda la Plaza de España y la Matallana estarán llenas de gente para presenciar la procesión del Señor en la Útima cena acompañado de sus discípulos y el palio de Ntra. Sra. del Amor.
Desde lo alto de las torres de San José ver la salida de hoy resulta sensacional, asombrosa. La estampa que se divisa desde la altura es como un mosáico multicolor: verdes jardines a un lado y otro, mucha gente congregada a todo alrededor y un largo pasillo por donde discurre la procesión. Es impresionante ver cómo la cofradía va avanzando entre la multitud que se ha dado cita para ver estos dos portentosos Pasos del Lunes santo. Desde arriba se aprecia como la campanita, la Cruz de Guía, el estandarte y las demás insignias, junto a todos los capiruchos, pasan por medio de un inmenso océano de gente que se agolpa anhelante para ver la Santa Cena y la Virgen del Amor mientras suena Los campanilleros.
En esta tarde de lunes santo toda la avenida de la Matallana está rebosante de gente que contempla el cortejo procesional.
Luego, no habrá más remedio que apretarse en Adriana Morales donde las canastillas y los candelabros de los Pasos casi llegan a rozar los quicios de las casas. Desde las ventanas y los balcones casi se pueden acariciar. Comprometido y hermoso es para los costaleros portar por aquí los Pasos debido a la estrechez que presenta el lugar. Resulta admirable ver pasar por estas calles el portentoso Paso de la Cena y el palio del Amor. Sensacional y delicada es la revirá en Veracruz que arranca encendidos aplausos de admiración y reconocimiento de la gente que allí está congregada. Asombroso resulta ver girar los Pasos en la curva de calle Cosano. Y, ¡cómo no! admirable la trepidante subida por cuesta Baena entre la abigarrada multitud.
Todo el recorrido se inunda de música e incienso. El sonido de la campanita indica por donde camina la procesión. En la placita de la Veracruz la multitud aguarda el regreso de la cofradía del Lunes santo. Y de madrugada nuevamente las puertas de San José volverán a abrirse para dar entrada en el templo a los Pasos de la Cena y el Amor.
Ha sido un día vibrante de emociones en el que se ha recordado la institución de la Eucaristía.
Y cansado, pero no harto, habrá transcurrido el día a la espera de vivir y sentir todavía muchos momentos álgidos de la Semana Santa.
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