Hace un rato se ha recogido Jesús tras la despedida de las figuras bíblicas en el Pórtico. La tarde iba declinado y el horizonte anaranjado desde la cima del Calvario se hacia especialmente bello.
Ha sido la hora de la expiración de Cristo en la Cruz. El luto por la muerte del Señor se hace patente en los plumeros de los romanos.
Todo el Imperio baja por el Gólgota pontanés y calle Aguilar desfilando con el Gloria al Muerto. Van hacia el casco histórico de la Villa. Puente-Genil torna el color morado de la Pasión por el negro de luto.
La calle Aguilar está que no se cabe de gente.
Poco a poco todos se irán hacía el antiguo barrio que dio origen a la primigenia Puente de Don Gonzalo para asistir a la procesión del Dulce Nombre.
El cielo se ha pintado completamente de negro para realzar aun más las estrellas que impertérritas brillan en la bóveda del firmamento bordando el más grande techo de palio.
Las puertas de la Isla se abren esta noche para que nos adentremos entre sus vetustas y estrechas calles hasta el corazón mismo del barrio, la iglesia del Dulce Nombre de Jesús, de donde saldrá a hombros de sus bastoneros, cual si fueran otros José de Arimatea y Nicodemo, el Hijo de Dios crucificado en la cruz y yerto en el regazo de su Santísima Madre de las Angustias. Y como ocurriera a los pies de la Cruz donde expiró Cristo no faltarán San Juan evangelista y María Magdalena. Y todo el cortejo procesional lo cerrará el espléndido, admirable y magnífico Paso de palio que alberga a la Venerada Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad que atrae la atención de todos cuantos la contemplan acompañada y rodeada por todos sus hijos. La Virgen camina con sus preciosas manos entrecruzadas envuelta por nubes de incienso que aroman las calles del itinerario procesional.
El pueblo vive en esta noche de Viernes santo una de las esencias más genuinas de su Semana Santa a orillas del río que le da nombre y al mismo tiempo abraza al barrio histórico que le dio origen.
La antigua calle Don Gonzalo, con el Paseo de los frailes de fondo y la parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación en primer plano, será el lugar donde cofradías y nazarenos, penitentes y devotos, figuras y romanos compongan esta noche uno de los más bellos cuadros de la Semana Santa pontanensa.
Cuando el cuerpo ya empieza a notar el cansancio de estos días vivídos intensamente será cuando la saeta cuartelera aflore y suba al cielo de Puente-Genil en su más prístino estado en medio de un Apostolado que se hace acompañar de unos roncos tambores.
Esta noche será también cuando las coloristas escuadras del Imperio Romano ocupen de nuevo toda la calle, primero desfilando con el Gloria al Muerto y después para acompañar a María, la Madre de Dios, en su Soledad con la marcha Recuerdo.
Después, una vez la procesión se haya adentrado por Postigos y Plaza Emilio Reina será cuando se viva uno de los momentos más íntimos y recogidos de la Semana Santa pontana.
Ante la iglesia del Dulce Nombre, en el corazón mismo de La Isla, se volverá a congregar una gran multitud que quiere asistir a uno de los Encierros por excelencia de la Semana Santa. Será otro de los momentos más sentidos y vividos por los pontanenses donde la saeta cuartelera brotará, cual flor de primavera, de cualquier rincón de la placita.
La madrugada se halla avanzada y se habrá llegado al final de la noche del Viernes santo. Una noche intensa de emociones. Una noche en la que se habrá vivido en su más pura esencia la Semana Santa de Puente-Genil.
Hoy Cristo caminó con la pesada cruz al Calvario, murió crucificado en el Gólgota y fue después desclavado del madero. Su Madre Santísima acompañó a su Hijo por la Vía dolorosa y lo tuvo yerto en su regazo tras la muerte para luego vivir una gran Soledad.
El pueblo acompañó de penitente o representando múltiples personajes bíblicos de las Sagradas Escrituras.
Ha sido Viernes santo. Triste día.
Mañana asistiremos al Santo Entierro de Cristo.
Ha sido la hora de la expiración de Cristo en la Cruz. El luto por la muerte del Señor se hace patente en los plumeros de los romanos.
Todo el Imperio baja por el Gólgota pontanés y calle Aguilar desfilando con el Gloria al Muerto. Van hacia el casco histórico de la Villa. Puente-Genil torna el color morado de la Pasión por el negro de luto.
La calle Aguilar está que no se cabe de gente.
Poco a poco todos se irán hacía el antiguo barrio que dio origen a la primigenia Puente de Don Gonzalo para asistir a la procesión del Dulce Nombre.
El cielo se ha pintado completamente de negro para realzar aun más las estrellas que impertérritas brillan en la bóveda del firmamento bordando el más grande techo de palio.
Las puertas de la Isla se abren esta noche para que nos adentremos entre sus vetustas y estrechas calles hasta el corazón mismo del barrio, la iglesia del Dulce Nombre de Jesús, de donde saldrá a hombros de sus bastoneros, cual si fueran otros José de Arimatea y Nicodemo, el Hijo de Dios crucificado en la cruz y yerto en el regazo de su Santísima Madre de las Angustias. Y como ocurriera a los pies de la Cruz donde expiró Cristo no faltarán San Juan evangelista y María Magdalena. Y todo el cortejo procesional lo cerrará el espléndido, admirable y magnífico Paso de palio que alberga a la Venerada Imagen de Ntra. Sra. de la Soledad que atrae la atención de todos cuantos la contemplan acompañada y rodeada por todos sus hijos. La Virgen camina con sus preciosas manos entrecruzadas envuelta por nubes de incienso que aroman las calles del itinerario procesional.
El pueblo vive en esta noche de Viernes santo una de las esencias más genuinas de su Semana Santa a orillas del río que le da nombre y al mismo tiempo abraza al barrio histórico que le dio origen.
La antigua calle Don Gonzalo, con el Paseo de los frailes de fondo y la parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación en primer plano, será el lugar donde cofradías y nazarenos, penitentes y devotos, figuras y romanos compongan esta noche uno de los más bellos cuadros de la Semana Santa pontanensa.
Cuando el cuerpo ya empieza a notar el cansancio de estos días vivídos intensamente será cuando la saeta cuartelera aflore y suba al cielo de Puente-Genil en su más prístino estado en medio de un Apostolado que se hace acompañar de unos roncos tambores.
Esta noche será también cuando las coloristas escuadras del Imperio Romano ocupen de nuevo toda la calle, primero desfilando con el Gloria al Muerto y después para acompañar a María, la Madre de Dios, en su Soledad con la marcha Recuerdo.
Después, una vez la procesión se haya adentrado por Postigos y Plaza Emilio Reina será cuando se viva uno de los momentos más íntimos y recogidos de la Semana Santa pontana.
Ante la iglesia del Dulce Nombre, en el corazón mismo de La Isla, se volverá a congregar una gran multitud que quiere asistir a uno de los Encierros por excelencia de la Semana Santa. Será otro de los momentos más sentidos y vividos por los pontanenses donde la saeta cuartelera brotará, cual flor de primavera, de cualquier rincón de la placita.
La madrugada se halla avanzada y se habrá llegado al final de la noche del Viernes santo. Una noche intensa de emociones. Una noche en la que se habrá vivido en su más pura esencia la Semana Santa de Puente-Genil.
Hoy Cristo caminó con la pesada cruz al Calvario, murió crucificado en el Gólgota y fue después desclavado del madero. Su Madre Santísima acompañó a su Hijo por la Vía dolorosa y lo tuvo yerto en su regazo tras la muerte para luego vivir una gran Soledad.
El pueblo acompañó de penitente o representando múltiples personajes bíblicos de las Sagradas Escrituras.
Ha sido Viernes santo. Triste día.
Mañana asistiremos al Santo Entierro de Cristo.
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