Insistentemente nos bombardean en todos los medios de comunicación con las cifras del paro y las consecuencias de la situación económica que estamos atravesando. Allá por el final del pasado verano se decía que la crisis se inició en el sector inmobiliario y de la construcción, que luego le siguió otra financiera para continuarle en la actualidad, a decir de los expertos, el turismo, el segundo sector económico más importante del país.
En medios especializados se advierte que muchos turistas alemanes y británicos prefieren pasar sus vacaciones en casa y el turismo español se ata los machos ante un verano aciago que va encaminado a experimentar un año devastador. La devaluación de la libra encarece las vacaciones a los turistas británicos, que son los que en mayor número viajan a España seguidos de alemanes y franceses, y por otro lado países turísticos como Egipto o Turquía se benefician por las oscilaciones en la cotización de sus monedas respecto al euro. Mientras el gobierno pretende derribar chiringuitos en la costa. El segundo puesto que nuestro país ha mantenido mucho tiempo entre los destinos turísticos predilectos, por detrás de Francia, podría perderlo a favor de los EE.UU.
En medios especializados se advierte que muchos turistas alemanes y británicos prefieren pasar sus vacaciones en casa y el turismo español se ata los machos ante un verano aciago que va encaminado a experimentar un año devastador. La devaluación de la libra encarece las vacaciones a los turistas británicos, que son los que en mayor número viajan a España seguidos de alemanes y franceses, y por otro lado países turísticos como Egipto o Turquía se benefician por las oscilaciones en la cotización de sus monedas respecto al euro. Mientras el gobierno pretende derribar chiringuitos en la costa. El segundo puesto que nuestro país ha mantenido mucho tiempo entre los destinos turísticos predilectos, por detrás de Francia, podría perderlo a favor de los EE.UU.
Para España esta situación supone un desastre económico que afectará a sectores como la hostelería, el ocio y otros servicios. Está claro que el tiempo de las vacas gordas ya pasó y ahora se impone, cuanto menos, una reflexión profunda y objetiva para ver cómo podemos recuperar todo ese turista huidizo y cómo aprovechar todas esas instalaciones hoteleras, deportivas, etc. en las que tanto dinero y tiempo se han invertido.
Aquellas largas vacaciones de antaño se han terminado. Aquella época en las que mucha gente aprovechaba el día de la Cruz o el de San Marcos para escaparse por Fuengirola, Benalmádena, Málaga, El Rincón, etc. para hacer reserva para todo el mes de julio o agosto de uno de los miles de apartamentos en los que se leía “Se alquila” están tocando a su fin.
Ahora no hay más que visitar una agencia de viajes para comprobar que como mucho la estancia en la playa se reduce a una semana o diez días y a determinados fines de semana del año. Estamos en crisis y veranear en hotel o apartamento, comiendo a tuttiplen en restaurantes, sentándose en terrazas para tomar helados y cubatas a discreción y visitando algún día un parque temático sale por un pico que dejaría la libreta de ahorros tambaleándose.
Las vacaciones ya no serán aquellas de viajar con el coche cargado hasta los topes, las de ir a cenar muchas noches a la Carihuela ni las de tumbarse en una hamaca bajo la sombrilla de algún chiringo en el que al mediodía se tomaban unos refrescantes tintos acompañados de unos espetos “especialidad de la casa”. No. Ahora serán mucho más restringidas y austeras. La crisis está pasando factura y aunque haya crisis económica, financiera e inmobiliaria hay otra que abraza a mucha gente que es la crisis psicológica.
Muchos trajes y muchas anchoas, pero las cifras del paro siguen creciendo. ¿Por dónde se verán los signos de recuperación de la crisis como ha dicho recientemente el G-8 en L’Aquila? ¿Y los brotes verdes que dice el gobierno? Tal vez la teoría de los green shorts no sea más que una ilusión con pies de barro. No sé si será todo un espejismo y mensajes para la esperanza. Habrá que esperar a que crezcan esos brotes y ver si dan sus frutos. La realidad es que el paro sigue en aumento y cuando pase el verano veremos.
La ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, confía en que los planes anticrisis darán resultados y con ella, casi por obligación, queremos confiar todos los españoles. No queda otro remedio. Posiblemente se esté tocando fondo, pero seguimos inmersos en la peor recesión económica de la historia de Europa. Todo lo que no sea caer en picado parece un síntoma positivo. Y lo es, aunque no suponga salir de la crisis mañana mismo. España tardará más, pero los principales motores de la UE, como Alemania, Francia e incluso Reino Unido se mueven ya a mayor velocidad.
Y en medio de toda esta crisis vienen y nos deslumbran con ostentaciones de fichajes supermillonarios o montan auténticos shows con las presentaciones de crakcs del fútbol o el entierro de un famoso. Vivir para ver.
Las vacaciones ya no serán aquellas de viajar con el coche cargado hasta los topes, las de ir a cenar muchas noches a la Carihuela ni las de tumbarse en una hamaca bajo la sombrilla de algún chiringo en el que al mediodía se tomaban unos refrescantes tintos acompañados de unos espetos “especialidad de la casa”. No. Ahora serán mucho más restringidas y austeras. La crisis está pasando factura y aunque haya crisis económica, financiera e inmobiliaria hay otra que abraza a mucha gente que es la crisis psicológica.
Muchos trajes y muchas anchoas, pero las cifras del paro siguen creciendo. ¿Por dónde se verán los signos de recuperación de la crisis como ha dicho recientemente el G-8 en L’Aquila? ¿Y los brotes verdes que dice el gobierno? Tal vez la teoría de los green shorts no sea más que una ilusión con pies de barro. No sé si será todo un espejismo y mensajes para la esperanza. Habrá que esperar a que crezcan esos brotes y ver si dan sus frutos. La realidad es que el paro sigue en aumento y cuando pase el verano veremos.
La ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, confía en que los planes anticrisis darán resultados y con ella, casi por obligación, queremos confiar todos los españoles. No queda otro remedio. Posiblemente se esté tocando fondo, pero seguimos inmersos en la peor recesión económica de la historia de Europa. Todo lo que no sea caer en picado parece un síntoma positivo. Y lo es, aunque no suponga salir de la crisis mañana mismo. España tardará más, pero los principales motores de la UE, como Alemania, Francia e incluso Reino Unido se mueven ya a mayor velocidad.
Y en medio de toda esta crisis vienen y nos deslumbran con ostentaciones de fichajes supermillonarios o montan auténticos shows con las presentaciones de crakcs del fútbol o el entierro de un famoso. Vivir para ver.
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