Es el sentimiento de una multitud ingente de hombres y mujeres que se sienten atraidos por la Reina de las marismas.
Es un pueblo que se pone en Camino sin importarle adversidades para llegar hasta la Madre de Dios.
Es un Camino que los romeros convierten en templo entre olivares y pinares.
Es peregrinar hasta la ermita almonteña cumpliendo promesas.
Es hacer realidad el sueño de un año caminando con la medalla al cuello junto al Simpecado.
Cansancio del cuerpo y descanso del espíritu.
Es ilusión y esperanza. Es sosiego y consuelo. Es gozo y salud.
Es una Hermandad que camina por senderos y veredas del campo andaluz.
Es la ilusión y el anhelo de ver salir el lunes a la Reina del Cielo.
Es ir junto al Simpecado como peregrino, haciendo con la Hermandad el camino.
Es ver al alba salir el sol de cada día, teniendo a la Virgen como norte y guía.
Es una primavera que al peregrino el alma llena entera.
Es la llama que aviva del peregrino el corazón, sintiendo en lo más profundo del alma inmensa emoción.
Es llegar hasta la Madre de Dios en su altar, y rezando ante Ella su bello rostro contemplar.
Es emocionarse mientras la Salve se reza, porque es sosiego que ahoga a la tristeza.
Es caminar por los campos llenando de amor el alma, al llegar a la ermita el encuentro con nuestra Madre del cielo se encontrará la calma.
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